El plástico y el petróleo fueron originalmente los salvadores del medio ambiente
Plástico es una palabra que originalmente significaba "flexible y fácil de moldear". Sólo recientemente se ha convertido en un nombre para una categoría de materiales llamados polímeros. La palabra polímero significa "de muchas partes", y los polímeros están formados por largas cadenas de moléculas. Los polímeros abundan en la naturaleza. La celulosa, el material que compone las paredes celulares de las plantas, es un polímero natural muy común.
En el último siglo y medio, el ser humano ha aprendido a fabricar polímeros sintéticos, a veces utilizando sustancias naturales como la celulosa, pero más a menudo utilizando los abundantes átomos de carbono que proporcionan el petróleo y otros combustibles fósiles. Los polímeros sintéticos están formados por largas cadenas de átomos, dispuestas en unidades repetitivas, a menudo mucho más largas que las que se encuentran en la naturaleza. La longitud de estas cadenas y los patrones en los que están dispuestas son los que hacen que los polímeros sean fuertes, ligeros y flexibles. En otras palabras, es lo que los hace tan plásticos.
Estas propiedades hacen que los polímeros sintéticos sean excepcionalmente útiles, y desde que aprendimos a crearlos y manipularlos, los polímeros se han convertido en una parte esencial de nuestras vidas. Especialmente en los últimos 50 años, los plásticos han saturado nuestro mundo y han cambiado nuestra forma de vivir.
El primer plástico sintético
El primer polímero sintético fue inventado en 1869 por John Wesley Hyatt, que se inspiró en la oferta de una empresa neoyorquina de 10.000 dólares a quien pudiera proporcionar un sustituto del marfil. La creciente popularidad del billar había puesto a prueba el suministro de marfil natural, obtenido mediante la matanza de elefantes salvajes. Tratando la celulosa, derivada de la fibra de algodón, con alcanfor, Hyatt descubrió un plástico que podía adoptar diversas formas e imitar sustancias naturales como el carey, el cuerno, el lino y el marfil.
Este descubrimiento fue revolucionario. Por primera vez, la fabricación humana no estaba limitada por los límites de la naturaleza. La naturaleza sólo ofrecía una cantidad determinada de madera, metal, piedra, hueso, colmillo y cuerno. Pero ahora los humanos podían crear nuevos materiales. Este desarrollo no sólo ayudó a las personas, sino también al medio ambiente. Los anuncios publicitarios alababan el celuloide como el salvador del elefante y la tortuga. Los plásticos podían proteger el mundo natural de las fuerzas destructivas de la necesidad humana.
La creación de nuevos materiales también ayudó a liberar a la gente de las limitaciones sociales y económicas impuestas por la escasez de recursos naturales. El celuloide barato hizo que la riqueza material estuviera más extendida y fuera más accesible. Y la revolución de los plásticos no ha hecho más que empezar.
El desarrollo de los nuevos plásticos
En 1907, Leo Baekeland inventó la baquelita, el primer plástico totalmente sintético, es decir, que no contenía moléculas que se encontraran en la naturaleza. Baekeland había estado buscando un sustituto sintético de la goma laca, un aislante eléctrico natural, para satisfacer las necesidades de los Estados Unidos, que se estaban electrificando rápidamente. La baquelita no sólo era un buen aislante, sino que también era duradera, resistente al calor y, a diferencia del celuloide, ideal para la producción mecánica en masa. Comercializada como "el material de los mil usos", la baquelita podía ser moldeada en casi cualquier cosa, ofreciendo infinitas posibilidades.
Los éxitos de Hyatt y Baekeland llevaron a las principales empresas químicas a invertir en la investigación y el desarrollo de nuevos polímeros, y pronto se sumaron nuevos plásticos al celuloide y la baquelita. Mientras que Hyatt y Baekeland habían buscado materiales con propiedades específicas, los nuevos programas de investigación buscaban nuevos plásticos por sí mismos y se preocupaban de encontrarles usos más adelante.
Los plásticos alcanzan la mayoría de edad
La Segunda Guerra Mundial hizo necesaria una gran expansión de la industria del plástico en Estados Unidos, ya que el poderío industrial resultó ser tan importante para la victoria como el éxito militar. La necesidad de preservar los escasos recursos naturales hizo que la producción de alternativas sintéticas fuera una prioridad. Los plásticos proporcionaron esos sustitutos. El nylon, inventado por Wallace Carothers en 1935 como seda sintética, se utilizó durante la guerra para paracaídas, cuerdas, chalecos antibalas, revestimientos de cascos, etc. El plexiglás proporcionó una alternativa al vidrio para las ventanas de los aviones. Un artículo de la revista Time señalaba que, a causa de la guerra, "los plásticos se destinaron a nuevos usos y se demostró de nuevo su capacidad de adaptación"[1] Durante la Segunda Guerra Mundial, la producción de plásticos en Estados Unidos aumentó un 300%.
El aumento de la producción de plásticos continuó tras el fin de la guerra. Después de sufrir la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses estaban dispuestos a gastar de nuevo, y gran parte de lo que compraban estaba hecho de plástico. Según la autora Susan Freinkel, "En un producto tras otro, en un mercado tras otro, los plásticos desafiaron a los materiales tradicionales y ganaron, ocupando el lugar del acero en los coches, del papel y del vidrio en los envases, y de la madera en los muebles"[2] Las posibilidades de los plásticos dieron a algunos observadores una visión casi utópica de un futuro con abundante riqueza material gracias a una sustancia barata, segura e higiénica que podía ser moldeada por el ser humano a su antojo.
Creciente preocupación por los plásticos
El optimismo sin fisuras sobre los plásticos no duró. En los años de la posguerra se produjo un cambio en las percepciones de los estadounidenses, ya que los plásticos dejaron de verse como algo inequívocamente positivo. Los desechos de plástico en los océanos se observaron por primera vez en los años 60, una década en la que los estadounidenses fueron cada vez más conscientes de los problemas medioambientales. El libro de Rachel Carson de 1962, Primavera silenciosa, expuso los peligros de los pesticidas químicos. En 1969 se produjo un importante vertido de petróleo en la costa de California y se incendió el contaminado río Cuyahoga, en Ohio, lo que aumentó la preocupación por la contaminación. A medida que se extendía la concienciación sobre los problemas medioambientales, la persistencia de los residuos de plástico empezó a preocupar a los observadores.
El plástico también se convirtió gradualmente en una palabra utilizada para describir lo que era barato, endeble o falso. En El graduado, una de las mejores películas de 1968, el personaje de Dustin Hoffman era instado por un conocido mayor a hacer carrera en el sector del plástico. El público se encogió junto con Hoffman ante lo que consideraba un entusiasmo fuera de lugar por una industria que, en lugar de estar llena de posibilidades, era un símbolo de conformidad barata y superficialidad.
Los problemas del plástico: Residuos y salud
La reputación del plástico siguió cayendo en los años 70 y 80, a medida que aumentaba la preocupación por los residuos. El plástico se convirtió en un objetivo especial porque, mientras muchos productos de plástico son desechables, el plástico dura para siempre en el medio ambiente. Fue la industria del plástico la que ofreció el reciclaje como solución. En la década de 1980, la industria del plástico lideró una influyente campaña para animar a los municipios a recoger y procesar los materiales reciclables como parte de sus sistemas de gestión de residuos. Sin embargo, el reciclaje dista mucho de ser perfecto, y la mayoría de los plásticos siguen acabando en los vertederos o en el medio ambiente. Las bolsas de plástico de los supermercados se han convertido en un objetivo para los activistas que quieren prohibir los plásticos desechables de un solo uso, y varias ciudades estadounidenses ya han aprobado prohibiciones de bolsas. El símbolo por excelencia del problema de los residuos plásticos es el Gran Parche de Basura del Pacífico, que a menudo se ha descrito como un remolino de basura plástica del tamaño de Texas flotando en el Océano Pacífico.
La reputación de los plásticos ha sufrido aún más gracias a la creciente preocupación por la amenaza potencial que suponen para la salud humana. Esta preocupación se centra en los aditivos (como el muy discutido bisfenol A [BPA] y una clase de sustancias químicas llamadas ftalatos) que se incorporan a los plásticos durante el proceso de fabricación, haciéndolos más flexibles, duraderos y transparentes. Algunos científicos y ciudadanos están preocupados por la evidencia de que estas sustancias químicas se filtran de los plásticos a los alimentos, el agua y el cuerpo. En dosis muy elevadas, estas sustancias químicas pueden alterar el sistema endocrino (u hormonal). Los investigadores se preocupan especialmente por los efectos de estas sustancias químicas en los niños y por lo que la acumulación continuada significa para las generaciones futuras.
El futuro de los plásticos
A pesar de la creciente desconfianza, los plásticos son fundamentales para la vida moderna. Los plásticos han hecho posible el desarrollo de los ordenadores, los teléfonos móviles y la mayoría de los avances de la medicina moderna para salvar vidas. Ligeros y buenos para el aislamiento, los plásticos ayudan a ahorrar los combustibles fósiles utilizados en la calefacción y el transporte. Tal vez lo más importante es que los plásticos baratos elevaron el nivel de vida e hicieron que la abundancia de materiales fuera más fácil de conseguir. Sin los plásticos, muchas de las posesiones que damos por sentadas estarían fuera del alcance de todos, excepto de los estadounidenses más ricos. La sustitución de los materiales naturales por el plástico ha hecho que muchas de nuestras posesiones sean más baratas, ligeras, seguras y resistentes.
Como está claro que los plásticos ocupan un lugar valioso en nuestras vidas, algunos científicos están intentando hacerlos más seguros y sostenibles. Algunos innovadores están desarrollando bioplásticos, que se fabrican a partir de cultivos vegetales en lugar de combustibles fósiles, para crear sustancias más respetuosas con el medio ambiente que los plásticos convencionales. Otros trabajan para fabricar plásticos realmente biodegradables. Algunos innovadores están buscando formas de hacer más eficiente el reciclaje, e incluso esperan perfeccionar un proceso que convierta los plásticos de nuevo en los combustibles fósiles de los que se derivan. Todos estos innovadores reconocen que los plásticos no son perfectos, pero que son una parte importante y necesaria de nuestro futuro. [Plastic: A Toxic Love Story]
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