Vampiros Obsesivos Compulsivos

A lo largo de la historia y en numerosas culturas han aparecido diversas creencias sobre vampiros, tanto en la mitología como en el folclore de pueblos muy diferentes entre sí. Culturas como la mesopotámica, la judía, la griega y la romana incluyen dentro de su mitología cuentos acerca de entidades demoníacas y espíritus sedientos de sangre que se consideran precursores de los vampiros modernos.

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Vampiros en el antiguo Europa

El folclore antiguo de Europa del Este sugiere que muchos vampiros padecían una forma de trastorno obsesivo compulsivo y estaban fascinados con contar. Se colocaron semillas de mijo o amapola en el suelo en la tumba de un presunto vampiro, con el fin de mantener al vampiro ocupado toda la noche contando. Los mitos chinos sobre los vampiros también afirman que si un vampiro se encuentra con un saco de arroz, tendrá que contar todos los granos. Aparte del personaje Muppet de Count von Count en la serie de televisión Barrio Sésamo y un episodio de la quinta temporada de Expediente X titulado Bad Blood , esta característica parece haber desaparecido en gran medida de la cultura popular.

Es probable que el mito del vampiro en el folclore de muchas culturas desde tiempos inmemoriales, provenga inicialmente de la necesidad de personificar la "sombra", uno de los arquetipos primordiales en el inconsciente colectivo, según la conceptualización de Carl Gustav Jung, y que representa los instintos o impulsos humanos reprimidos más primitivos. Así, sería la encarnación del mal como entidad y una representación del lado salvaje del hombre o de su atavismo bestial, latente en su sistema límbico y en conflicto permanente con las normas sociales y religiosas.​

El mito en la actualidad

Aun así, el mito tal como es conocido en nuestros días proviene, además del citado temor a los bajos instintos, de una compleja combinación de varias supersticiones, entre las que se incluyen las creencias sobre la sangre (a la que se atribuye el ser fuente de poder o vehículo del alma); el temor a la depredación, a la enfermedad y a la muerte (de la cual la expresión más palpable es el cadáver), así como fascinación temerosa por la inmortalidad y el instinto de supervivencia.​

Algunos estudiosos sugieren que el mito del vampiro, sobre todo el que se popularizó en Europa después del siglo XVII, se debe en parte a la necesidad de explicar, en un contexto de pánico colectivo, las epidemias causadas por enfermedades reales que asolaron Europa, antes de que la ciencia lograra explicarlas racionalmente