Una de las mejores cosas para el mal aliento son las manzanas


imagen manzana mal aliento
En ocasiones un buen cepillado de dientes no basta. El mal olor de boca puede ser causa de un padecimiento digestivo o una infección 


Después de comer se lava los dientes rápidamente, usa enjuague bucal e hilo dental, tiene la menta siempre a la mano y el spray refrescante en la bolsa... Es decir, ha probado de todo. Sin embargo, no basta: cada vez que debe sostener una conversación a corta distancia, suda frío.
"Cuando no es un trastorno de higiene dental, el aliento desagradable se debe a la mala digestión", señala Marisa Porrini, docente de alimentación y nutrición humana en la Universidad de Milán. "Las bacterias que prosperan en el alimento no digerido liberan gas a través del aire que la persona aspira", explica.


Otras causas del mal aliento son: 

Infecciones de la nariz y la garganta, padecimientos de las encías e inflamación de la mucosa de la boca. Por eso no siempre resulta suficiente el cepillado regular.
Para tener aliento siempre fresco y perfumado, pruebe a seguir estas sencillas reglas sugeridas por la doctora Porrini.

¿Cómo eliminar el mal olor de la boca?

  • Coma abundantes verduras crudas y mastique una manzana sin pelar. Mientras los mastica, estos alimentos ricos en fibra, limpian los dientes, masajean las encías y contribuyen a mantenerlas sanas.
  • Consuma muchas hortalizas y cereales integrales. Combaten el estreñimiento y los males digestivos, dos causas frecuentes de mal aliento.
  • Beba un vaso de agua apenas despierte y antes de acostarse. Aumente el consumo de agua a litro y medio, la cantidad mínima cotidiana. Digerirá mejor y también el intestino se regularizará.
  • Aumente su consumo de brócoli. Sobre todo si es propensa a resfriados y sinusitis, que restan frescura al alimento. El brócoli ayuda a prevenir las enfermedades invernarles, porque es riquísimo en vitamina C y betacaroteno.
  • Al cocinar, use el jengibre, la canela y la mostaza. Estas especias descongestionan las vías respiratorias. Consúmalas principalmente en el periodo invernal, ya que los males de la estación favorecen el mal aliento. Reduzca la cantidad de leche y derivados lácteos, ya que pueden provocar intolerancia y dificultar el alivio de los resfriados.
  • Limite los dulces y las bebidas azucaradas y alcohólicas. Los azúcares refinados que contienen propician la proliferación de las bacterias de la placa dental. Las mentas o caramelos con licor sólo enmascaran el problema y al mismo tiempo lo empeoran.
  • Mastique semillas de hinojo o un par de granos de café. Son muy útiles para eliminar el olor de lo que se acaba de comer. Para quien no tolera sabores fuertes, las semillas de cardamomo resultan igualmente eficaces.
  • Adopte el enjuague bucal. Además del cepillado, utilícelo en la mañana y en la noche. Disuelva 30 gotas de tintura de madre de mirra (la encontrará con los herbolarios y en tiendas naturistas) en un vaso de agua tibia y haga gárgaras y, luego, enjuagues.
  • Recurra al comino. Después de una comida pesada, mastique algunas semillas. Éstas contienen un aceite antifermentativo y una esencia aromática que perfuman el aliento.
  • Cure las encías inflamadas. La irritación de la mucosa bucal ocasiona mal aliento. Un buen aliado para prevenirlo y combatirlo es el catecú, proveniente del tallo de la planta ocacia catechu silvestre. Disponible en forma de pastilla con los herbolarios y en tiendas naturistas, tiene un sabor amargo muy astringente y afecto digestivo.
  • Añada a la comida una pizca de anís. Esta hierba aromática fomenta las secreciones de los jugos gástricos y, en consecuencia, deja un efecto digestivo.
  • Cepíllese la lengua. Para atacar las toxinas derivadas de las bacterias, cepille la lengua con los apósitos para raspar (se venden en las farmacias).
  • Perfume el aliento. en caso de emergencia, mezcle en partes iguales una tintura de menta, caléndula y salvia. Vierta un par de cucharadas en una taza de té de lavanda templada y haga enjuagues prolongados.
Antaño el médico familiar reconocía el aliento de la persona antes de formular su diagnóstico. De hecho, el olor de la boca puede revelar el origen de ciertos males: el olor de acetona, indica diabetes; el de amonia puede ser síntoma de uremia (insuficiencia renal avanzada), el que recuerda al pescado sugiere insuficiencia hepática

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